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Educación clásica en el hogar

Duodécimo y último tiro al arco enemigo: la educación no es función del Estado.



Hoy, a propósito de mi último tiro al arco enemigo: la educación, quiero recordar a mis dos profesores de futbol: Manuel “Meme” Rodríguez en el Liceo Guatemala y Jorge “Lola” Losley en las inferiores de la USAC. Ambos me enseñaron muchísimo y me ayudaron a formar carácter, ética y profesionalismo. ¡Desde esta tribuna, gracias enormes!


Una evaluación realizada a 157 mil graduandos en 2019 muestra que solo 3 de cada 10 sabe leer correctamente. En cuanto a coherencia y cohesión en la escritura solamente 4 de cada 10 alcanzó un nivel satisfactorio. Y en matemáticas, solo 2 de cada 10 se desempeñaron bien. Por si ello fuera poco, recientemente, el sindicalista de izquierdas Joviel Acevedo, amenazó con sacar a las calles a estudiantes de Magisterio para exigir el cumplimiento de sus demandas. ¡No basta con hacerlos ignorantes, ahora toman a nuestros hijos como carne de cañón!


Antes, la educación era responsabilidad de los padres. A los hijos se les educaba en el hogar. Conforme a sus etapas de crecimiento, intereses, formas de aprendizaje y creencias, generalmente cristianas. Se aplicaba el “trivium”, enseñándole a los chicos las tres herramientas básicas para aprender a pensar y desenvolverse en la sociedad con buen modo: gramática (lenguaje), dialéctica (lógica aristotélica) y retórica (expresión). Estas herramientas eran la base para aprender nuevas asignaturas.


Hoy, la educación es estatal, por tanto coercitiva, estructurada, uniforme y de contenido marxista. Para que nuestros hijos sean personas racionales, emocionalmente estables, en un marco de valores conservadores, debemos arrebatárselos al Estado y comprender que la educación no es una función estatal. ¡Debemos apostar por devolverla a padres, estudiantes y maestros, privatizándola! ¿Qué piensas? ¡Conoce más aquí!

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