Elecciones 2023: ¿Fiesta cívica?
U otras elecciones que evidencian una democracia en crisis
Fotografía: aquiahora. com .gt
El pasado viernes 20 de enero el Tribunal Supremo Electoral convocó oficialmente a las elecciones generales de 2023. Las clases medias, altas y quizás, algunas gentes de centros urbanos en departamentos y municipios, han puesto atención al evento y a las tantas regulaciones que deberán cumplir partidos, candidatos y votantes. Pero, ¿y qué de la clase popular o trabajadora?
Es un hecho que a la gente sencilla poco y nada le importan las elecciones. No avizoran un cambio real y para bien de esa decisión. El alto abstencionismo electoral (61,41 % en segunda vuelta en elecciones 2019) y la falta de empadronamiento (más de 873 mil personas en edad de votar al 2021) lo ponen en evidencia. Hay gobernantes que ganan, pero que gobiernan sin representatividad, lo cual pone de manifiesto una grave crisis democrática.
La solución real al problema de la democracia en crisis comienza por entender que el gobierno sólo debe hacer su función de organizar las elecciones y contar los votos, nada más. No debe interferir mediante ley la organización interna de los partidos, requerir miles de firmas, limitar los tiempos de propaganda ni mucho menos financiarlos o regular su financiamiento. En otras palabras, los partidos políticos deben ser instituciones completamente privadas y sujetas a la ley natural de la oferta y la demanda del mercado político.
Para ello debemos derogar 113 artículos de la actual Ley electoral y “contra” los partidos políticos (Decreto 1-85), los cuales usurpan funciones propias de los partidos y sus candidatos; y al mismo tiempo debemos establecer un sistema de gobierno limitado a fin de eliminar los incentivos para hacerse de poderes y dinero ilimitados. Solo así los partidos y candidatos elevarán su calidad, institucionalidad y transparencia. ¿Qué piensas? Déjame tu comentario. ¡Y conoce el proyecto Fusionista, advierte las diferencias, su "unicidad" y sé parte del cambio verdadero!