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Foto del escritorJorge David Chapas

Veámonos en el espejo de México


¿Tenemos un gobierno de transición?


A 10 meses de gestión el Arevalismo 2.0 no ha dado los resultados que sus votantes esperaban. El votante duro, definido socialista, conservará la esperanza y creerá siempre en la ficción del “pasado como promesa de futuro”, son los nostálgicos que abrazan la narrativa de la Revolución de 1944. Pronto comenzarán a lanzar excusas y pretextos para justificar la perversidad, torpeza e ineficiencia de sus burócratas en el poder.

Los votantes blandos, quienes votaron a Semilla creyendo que era “el mal menor” y comprando la narrativa de la “lucha contra la corrupción”, empiezan a desesperarse. Asumen que, mientras no salga Consuelo Porras del MP, nada podrá hacer el Presidente. Falso: puede hacer y, de hecho, está haciendo mucho, gracias a las leyes socialistas que están a su favor. A ellos les vendría bien aprender de los “arrepentidos de Milei” y comenzar a compartir cuán “arrepentidos de Arévalo” están.

El proyecto social-progresista de Semilla puede ser un gobierno de transición, así como lo fue el gobierno de López Obrador en México. Tres presidentes de derecha mala gobernaron antes que la izquierda de AMLO: Fox, Calderón y Peña Nieto. Así, López Obrador abre paso a la izquierda más dura de Claudia Sheinbaum. En Guatemala tres presidentes de derecha mala gobernaron antes que Arévalo: Pérez Molina, Morales y Giammattei. ¿Será este un gobierno de transición a otro de izquierda más dura?

Veámonos en el espejo de México y trabajemos tenazmente en un proyecto político de buena derecha: liberal clásico, completo, radical, congruente, viable y atractivo para la masa de electores, en orden a evitar que una izquierda más dura asuma el poder en las próximas elecciones.



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