Václav Klaus en el 22° Congreso de Vienna com.sult
- Václav Klaus
- 27 ene
- 3 Min. de lectura
Palabras de bienvenida en la Recepción de Oradores
Es un gran placer para mí estar aquí en Viena, en el más que hermoso Hotel Imperial, recordando los buenos viejos tiempos, el mundo de ayer.
Es muy bueno estar aquí de nuevo a finales de enero, un domingo por la tarde, y tener el honor de decir unas palabras al comienzo del XXII Congreso de Viena. Subrayo la fecha de forma intencionada. Este momento y este lugar son para mí y para muchos otros, que están aquí todos los años como yo, un punto fijo en nuestro calendario. Sabemos que no podemos permitirnos el lujo de no estar aquí. David Ungar-Klein no nos permitiría faltar.
Como ya he dicho, he tenido el privilegio de estar aquí muchas veces. Esta vez es diferente. Viena y el Kärtner Ring están tranquilos. Recuerdo que, sobre todo en la época del COVID, la calle estaba llena de manifestantes. Hoy no. Austria lleva ya cuatro meses esperando un nuevo gobierno, pero parece que los austriacos no están nerviosos.
El lunes pasado estuve en Davos asistiendo a una conferencia organizada con motivo del Foro Económico Mundial. El título de esta conferencia era “Esperando lo inesperado”. En mi presentación allí, al hablar de lo esperado y lo inesperado, sugerí diferenciar entre tendencias y acontecimientos individuales.
En cuanto a las tendencias que estamos viviendo, no son, en mi opinión, inesperadas. Lo que está ocurriendo ya lleva mucho tiempo entre nosotros, y los que vivimos con los ojos bien abiertos lo hemos podido ver. Para mi gran pesar, todas las tendencias dominantes se han ido moviendo en la dirección equivocada, especialmente aquí en Europa y en todo Occidente. Europa y Occidente no están siendo atacados desde el Este o el Sur, lo que estamos viviendo es la autodestrucción de Occidente. El título de nuestro congreso de hoy es “La Europa del mañana”.
Espero que tengamos la oportunidad de expresar nuestras esperanzas y temores sobre este tema. Sin embargo, no podremos “fijar direcciones”, como dijo David en la segunda parte del título. Al menos algunos de nosotros somos lo suficientemente modestos como para no permitirnos fijar direcciones. Por no hablar del hecho de que ya tenemos una institución que fija direcciones: se trata de la Comisión Europea bajo el liderazgo de Madame von der Leyen. Sus instrucciones y directivas muy a menudo perjudican la libertad y la prosperidad de los europeos.
Los acontecimientos individuales son menos esperables. Las principales tragedias –tal como las veo cuando miro el mundo desde Europa Central– son la continuación de la guerra en Ucrania y de los horrores y atrocidades que violan todas las normas y reglas de conducta humana, aceptadas desde hace mucho tiempo en Gaza, Líbano y Siria. Los acontecimientos individuales no caen del cielo, son parte de tendencias a largo plazo, pero podrían ser resueltos –si hubiera suficiente interés y atención– o al menos podrían ser presentados de otra manera.
La elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos fue un acontecimiento inesperado para mí. Su elección, que aplaudí, sacudió no solo a los Estados Unidos, sino al mundo entero. Demostró que es posible luchar por algo aparentemente imposible. Este resultado se convirtió en un gran impulso para nosotros.
He subrayado repetidamente mi satisfacción por este resultado, pero con el tiempo empecé a ponerme en guardia contra el triunfalismo barato e irresponsable de mucha gente a mi alrededor. No debemos olvidar la realidad. Hay muchas características profundamente arraigadas en el mundo contemporáneo que, a mi juicio, son constantes, no variables. También hay algunas “constantes” indiscutibles en la personalidad del propio Trump que hacen que cualquier pronóstico sea incierto. Un hombre no puede cambiar el mundo. Él acaba de lograr abrir una ventana de oportunidad para el resto de nosotros. Cambiar el mundo es una tarea de todos nosotros, no solo de un presidente estadounidense. Pero solo tengo siete minutos. Permítanme, por lo tanto, detenerme aquí.
Václav Klaus, 22º Congreso de Viena com.sult, Hotel Imperial, Viena, 26 de enero de 2025
Traducción: Nery Rosales
Revisión: Héctor Muñoz
Portada: Sitio web de Imprimis.
Texto original en inglés en el enlace https://www.institutvk.cz/clanky/3033.html
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