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Sobre el cuidado de la casa común

La buena mayordomía ambiental es el resultado del capitalismo para todos.



Laudato si (Alabado sea) es la encíclica del Papa Francisco que se centra en el estado del planeta tierra, al cual llama “la casa común”. Fue presentada en 2015 y hace parte de la Doctrina Social de la Iglesia católica (DSI).


En ella el pontífice expone una serie de problemas ambientales, algunos de los cuales son harto cuestionables en círculos científicos respetables; es el caso del “fraude” climático o calentamiento global. En ella invita a tomar cartas en el asunto, pero desde una perspectiva anticristiana, es decir, vía políticas públicas internacionales y nacionales de izquierda.


No podía ser diferente. Las Doctrina Social de la Iglesia ofrece un marco de tradición ambigua y tendiente al socialismo en sus diferentes variantes. La orden jesuita, además, infiltrada desde hace mucho por el socialismo, hoy tiene en el Papa Francisco su máximo exponente y defensor, lamentablemente. Con estos antecedentes, no es extraño que muchos sacerdotes católicos, de la orden jesuita o no, se opongan a la minería en Guatemala y en toda América Latina, y con ese pretexto agiten a las comunidades y las enfrenten contra las empresas y el “supuesto” capitalismo.


“Cuidar la casa común” desde una perspectiva cristiana católica obliga aplicar lo que La Biblia enseña en términos de “mayordomía” o administración ambiental. Administrar bien nuestros recursos naturales, La Creación en general, exige ampliar y respetar la propiedad privada, la cual debe ser físicamente definida, jurídicamente defendible y comercialmente transferible. Esto supone un sistema de mercados libres y un régimen de gobierno limitado a sus únicas tres funciones: seguridad, justicia y obras públicas. En otras palabras, cuidar la casa común es posible solo bajo el Capitalismo para todos. ¡Que no te engañen!

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