¿Sabes reconocer a un estúpido?
“El número de tontos es infinito”, Eclesiastés 1, 15.
El pastor luterano y disidente anti nazi, Dietrich Bonhoeffer (1906-1945), reflexionó sobre el asunto de la estupidez humana, concluyendo que esta era más enemiga del bien que la malicia, pues de esta última uno se puede prevenir mediante el uso de la fuerza; sin embargo, contra la estupidez estamos indefensos, pues las razones caen en oídos sordos.
Por su parte el historiador italiano Carlo M. Cipolla (1988) enunció las cinco leyes básicas de la estupidez: 1) Siempre e inevitablemente todo el mundo subestima el número de estúpidos en circulación; 2) La probabilidad de que una persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica: nivel económico, religión, raza, lugar de nacimiento, e incluso, nivel educativo. La estupidez no es una condición de la capacidad intelectual, sino de la personalidad; 3) Una persona estúpida es aquella que causa pérdidas a otra persona o grupo de personas, mientras que ella misma no gana nada o incluso sufre pérdidas; 4) Las personas no estúpidas siempre subestiman el poder dañino de los individuos estúpidos, y; 5) Las personas estúpidas son el tipo de personas más peligrosas, mucho más que los malvados o bandidos.
Y tres son las causas que la producen: la distracción, la falta de autocontrol y la ignorancia con exceso de confianza.
Las implicaciones políticas de la estupidez son profundas pues los estúpidos más peligrosos, afirma Bonhoeffer, son los que ocupan puestos de poder. Es necesario por tanto aprender a reconocerlos, no apoyarlos y desde luego: ¡no votar por ellos! Un primer paso para no ser estúpido en materia política es, como afirmaría Santo Tomás de Aquino, el estudio, por tanto te invito a participar del curso sobre política que ofrece el Partido Fusionista. Conoce más aquí.
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