Reforma laboral y las ventanas cerradas
Esta semana hemos recibido noticias preocupantes sobre el aumento del desempleo en nuestro país, justo cuando está a punto de ser aprobada una reforma laboral que promete cambiar el panorama laboral. Sin embargo, es crucial analizar cómo esta reforma podría estar construyendo un vidrio cada vez más grueso, dificultando el acceso a las oportunidades laborales que todos anhelamos.
Las "ventanas cerradas" son una buena metáfora para entender las reformas laborales. Aunque permiten ver un paisaje hermoso, nos mantienen alejados de él. Este paisaje representa las oportunidades de un trabajo digno y un mejor futuro. Todos queremos acceder a ese paisaje, porque todos somos trabajadores: empresarios y colaboradores por igual.
Imaginemos la reforma laboral como un cristal que se vuelve más denso con cada nueva regulación. A medida que se añaden capas, aquellos que intentan perforar este vidrio en busca de empleo se vuelven cada vez menos. La dificultad para acceder al mercado laboral se incrementa, contribuyendo así al aumento del desempleo. Las oportunidades se convierten en un paisaje distante, visible pero inaccesible para muchos.
La metáfora del vidrio también refleja la realidad de quienes, al estrellarse con este obstáculo en busca de mejores oportunidades, deciden emigrar. Históricamente, estos individuos han sido estigmatizados con términos despectivos como "mojados" o "wetbacks". Aquellos que cruzan ríos arriesgando sus vidas lo hacen en renuncia a lo discutido en parlamentos lejanos. Su sacrificio revela una contradicción: mientras se establecen condiciones laborales en su país de origen, muchos sienten que no tienen más opción que buscar estabilidad en tierras ajenas.
La emigración es, en esencia, una respuesta a la desesperación provocada por la pobreza y el desempleo. Aquellos que se aventuran a dejar su hogar lo hacen con la esperanza de alcanzar un futuro mejor, un objetivo que se ve cada vez más distante para quienes permanecen atrapados tras el vidrio de las reformas laborales restrictivas.
Para disfrutar de ese hermoso paisaje del trabajo, es esencial abrir esas ventanas. Las reformas laborales deberían facilitar el acceso al empleo y promover un entorno de negociación más flexible, donde todos, tanto empresarios como trabajadores, puedan beneficiarse. Esto incluye la derogación de leyes malas que regulan salarios y condiciones laborales, las cuales solo pueden cumplir las grandes empresas que se alinean con las directrices de la OIT. Estas regulaciones afectan directamente a las pequeñas y medianas empresas y a los emprendimientos personales.
¡Abramos las ventanas! Sigamos el ejemplo de aquellos países que, al ser pobres, optaron por políticas que fomentaron el crecimiento, en lugar de cerrar las puertas a nuevas oportunidades.
“Copien lo que hicieron los países ricos cuando eran pobres, y no hagan lo que hacen los países ricos ahora.” — Milton Friedman.
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