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¿Políticos o politiqueros?

¡Empecemos por hacer esa distinción!



Foto: QuorumGt (Twitter).


Ex convictos, futbolistas, empresarios, pastores evangélicos, “influencers” en redes sociales, médicos, ex-militares, en fin, de todo menos políticos profesionales aparecen en esta contienda electoral. Un político profesional debe ser, idealmente, un pensador político y alguien dedicado cien por cien al arte y ciencia de la “Política”, con “P” mayúscula.


La política no es, como muchos afirman, “el arte de hacer lo posible”, sino más bien “el arte de hacer posible lo que es necesario, por medios moralmente justos, para establecer el orden, la justicia y la libertad”. La politiquería o mala política y sus operadores, los politiqueros, ignoran estos principios éticos y rebajan la política a la sola búsqueda del poder, para hacerse de privilegios y fortuna.


La política como ciencia estudia las relaciones de poder, los sistemas de gobierno, las instituciones económicas y las políticas públicas que permiten establecer un buen orden social. La politiquería, por el contrario, es excesivamente personalista, anecdótica, superficial, distractora y violenta. La buena política se auxilia de la filosofía, la economía, el derecho y la sociología, cuando menos, para explicar la realidad política. ¿Ves por qué tanta decadencia política y politiquero en contienda?


Reivindicar y dignificar la política, como arte y como ciencia, exige esfuerzos de grandes proporciones. En principio, exige la derogación de la ley “contra” los partidos políticos, dejando en pie solamente la ley electoral. Exige, además y en simultáneo, limitar el gobierno a sus funciones de seguridad, justicia y obras públicas; privatizando, desregulando y abriendo los mercados a la competencia. De lo contrario seguiremos viendo desfilar ante nosotros mamarrachos de candidatos, partidos y políticas públicas. Conoce más aquí.

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