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La informalidad

No es un problema, es una oportunidad


Guatemala, 17 de abril 2020.


Vendedores de quesadillas, granizadas, atol, dulces y libros; “subidores” de bultos, fotógrafos ambulantes y lustradores, en la ciudad y en los departamentos, claman por apoyo en estos días. Es muy triste escucharlos y verlos llorar por la falta de ingresos, pero, ¿cuál es el problema de fondo?


Lo que conocemos como “economía informal” es el verdadero mercado libre. ¿Libre de qué? De regulaciones excesivas, impuestos abusivos y permisos costosos que los gobiernos imponen a los guatemaltecos para emprender cualquier actividad comercial. Lamentablemente, como enseña el economista peruano Hernando de Soto, en nuestros países existen tres tipos de economía: 1) la “formal”, que tiene el capital, pero no puede evadir las regulaciones; ahí estamos los que facturamos. 2) La “informal”, que evade las regulaciones (leyes), pero que no tiene capital para crecer y, 3) la “estatal”, que burla las leyes cuando quiere y puede, y que tiene el capital suficiente -impuestos- para crecer y mantenerse. ¡Ese es el problema de fondo!


Comprendo tu clamor por apoyo estimado vendedor “informal”, pero déjame decirte que aún y cuando el gobierno finalmente alguna ayuda te de, nunca será suficiente. Lo mejor que puedes hacer es exigirle a los diputados que deroguen las leyes malas, esas que entorpecen la creación de más oportunidades y mejores ingresos, las que no te permiten tener capital para hacer crecer tu negocio, las que no te dejan plata en el bolsillo para pagar un servicio de atención médica privado para tu familia. 


“Guatemala es una desgracia” decía un vendedor informal llorando. Tristemente, es cierto, lo es desde antes del COVID-19 y lo seguirá siendo mientras no transitemos al sistema de Capitalismo para Todos, el que propone gobiernos limitados, mercados libres y propiedad privada.


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Crédito de la imágen: Prensa Libre

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