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Fusionismo (3)

Ni liberalismo ni conservadurismo del siglo XIX. ¡Liberalismo del clásico!




He explicado que “fusionismo” es la doctrina política del gobierno limitado, los mercados libres y la propiedad privada; o sea, es liberalismo del “clásico”. He explicado también que, como estrategia política, “fusionismo” es la unión, entorno a un proyecto político, de los conservadores en lo moral, generalmente cristianos, con los liberales en lo económico, generalmente buenos empresarios, comerciantes y profesionales.


Hoy es necesario aclarar que cuando aludo a “liberales y conservadores” no me refiero a los dos bandos en disputa durante el siglo diecinueve y parte del veinte. El liberalismo de aquella época era fundamentalmente anti-monárquico y anti-clerical; buscaba “liberarse” del rey y de la iglesia, pero sin limitar el poder del gobierno nacional. Por su parte, el conservadurismo de aquella época, de pura cepa cristiana, buscaba darle protagonismo político a la iglesia católica y preservar el régimen de privilegios a ciertas clases sociales y grupos de interés.


El conservadurismo moral “fusionista” afirma el principio de separación entre Iglesia y Estado. En tal sentido, un fusionista no está de acuerdo en, por ejemplo, obligar la lectura de la Biblia en las escuelas públicas. Promueve, más bien, la privatización de la educación, para que sean los padres de familia quienes decidan la religión bajo la cual formar a sus hijos. El liberalismo económico “fusionista” abraza la idea de los mercados realmente libres, sin privilegios para nadie. Por tanto, un fusionista promueve la derogación de las leyes que impiden el libre mercado tales como las leyes laborales o medio ambientales.


Hasta aquí, ¿te consideras un fusionista? Escríbeme* y dime cómo te ha parecido esta serie de artículos, la cual ofrezco terminar el próximo viernes. ¡Hasta entonces!




*jorgedavidchapas@gmail.com

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