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El castigo de Dios a las Naciones





Dada la importancia de comprender la Soberanía de Dios y del “condicionalismo” como marco de acción para los buenos cristianos, consideré útil continuar la reflexión. Esta vez entorno al “castigo de Dios para las Naciones”. Dos artículos más amplios recomiendo leer: “El pecado de las naciones y sus castigos”, en el cual se transcriben textos del Cardenal francés Louis Pie, y; “El bautismo de las naciones” del politólogo argentino Alberto Mansueti. Ambos en internet.


Escribe el Cardenal Pie: “Como las naciones hacen con Dios, Dios hace con las naciones. El poder como tal que ignora a Dios, será como tal por Dios ignorado. Ahora, ser ignorado por Dios es la mayor de las desgracias, es el abandono, es el rechazo del mayor absoluto”. De no aplicar “todas” las enseñanzas cristianas, incluyendo los principios éticos, jurídicos, económicos y políticos del Antiguo Testamento, que Jesús enseñó, tres castigos sobrevienen a las Naciones: “1) la tiranía, 2) la inestabilidad y, 3) la decadencia y nulidad de los hombres”.


Las tiranías son siempre totalitarias y, por ende, de izquierdas. En ellas el Estado se erige en “dios” y de ellas solo brota el desorden, la injusticia y la opresión. La inestabilidad es consecuencia de la tiranía, hay conflictos por doquier. De allí, la decadencia y la nulidad de los hombres: “las sociedades se quedan sin más hombres que puedan sacarlas de las tiranías y curarles de la fiebre de las revoluciones”. ¡Vaya desgracia la que nos espera de rechazar la “realeza social de Jesucristo”!


Los buenos cristianos somos “condicionalistas”, nos esforzamos por generar las condiciones para que nuestras sociedades vayan por el camino del orden, la justicia y la libertad. Pero aceptamos la Voluntad y la Soberanía de Dios, aún si esta fuera el ignorarnos. Continuaré.





Créditos imagen: caracteristicas.co



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