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Condicionalismo


Un marco de acción política para verdaderos cristianos




Como dice el escritor y actor mejicano, Odin Dupeyron, existe un “exceso de pensamiento mágico pendejo” en nuestra sociedad. El tema se desarrolla ampliamente en estos dos artículos que puedes leer en internet: “Sonríe o muere, la trampa del pensamiento positivo” de José de Segovia Barrón y “Falsos maestros: Norman Vincent Peale” de Tim Challies.


Mucha gente, cristianos en su mayoría, ha caído en la trampa del optimismo excesivo frente a la dura realidad. Bajo esa especie de hipnosis asumen que no falla el sistema, sino la actitud de cada uno ante la vida. Su plan es “imaginar”, “proclamar” y “creer” que algo bueno debe pasar y que por tanto pasará. Esta fórmula es combinada con una fe cristiana tergiversada y apoyada por quiméricas “oraciones” al “dios” mago. El pensamiento positivo se ha convertido en un método de control social, utilizado por politiqueros de izquierdas y derechas falsas que engañan a la gente con soluciones del tipo “sé un emprendedor, alcanza el éxito”, ignorando que bajo el sistema (estatista) no hay emprendedor que pueda escalar a gran corporación.


El pensamiento mágico es anticristiano, pues la Biblia enseña que la fe no viene de nosotros sino de Dios (Efesios 2, 8). La esperanza cristiana implica admisión de la realidad, pero sobre todo confianza en que, pase lo que pase, si hacemos lo correcto y nuestra oración es conforme a la voluntad de Dios, Él nos ayudará.


Renunciemos al pensamiento mágico y orientémonos por el “condicionalismo”: si se dan las condiciones, las cosas cambiarán para bien. Ello nos invita a comprender la realidad y, en actitud de genuina oración, a esforzarnos en crear las condiciones, reconociendo que Dios es Soberano y que exige de nosotros un esfuerzo perseverante en combatir la injusticia, la opresión y la tiranía.

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