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China y su capitalismo de partido único

“Si los bienes no cruzan las fronteras, lo harán los soldados” Frédéric Bastiat





Recientemente conocí a Adrian Díaz Marro, un empresario español radicado en China desde hace 16 años. Adrián ha vivido en 6 provincias chinas, conoce el idioma y se dedica a facilitar negocios entre empresas chinas y empresas de todo el mundo. Además realiza una labor divulgadora en su canal de YouTube, donde con un tono sarcástico y divertido nos informa de lo que sucede realmente en aquel país de mil cuatrocientos millones de personas.


El tamaño de su población, su cultura, historia, geografía y desde hace cuatro décadas, sus políticas económicas, deben ser observadas con mucho cuidado y sin prejuicios. China ha puesto en duda el paradigma occidental de la democracia como condición necesaria para el progreso de las naciones, precisamente porque el Partido “Comunista” Chino (entre comillas porque de ello tiene ya muy poco para tristeza de las izquierdas) es el único que existe en el país, por tanto no hay elecciones democráticas.


En 1978, bajo el liderazgo de Deng Xiaoping (se pronuncia Shiaoping), se aplicaron una serie de reformas llamadas las “Cuatro Modernizaciones”, impulsando desde entonces un proceso de transición y apertura al comercio que hoy politólogos serios llaman “Capitalismo de partido único”.


Aquella transformación ha sacado de la absoluta miseria a más de 800 millones de chinos y ha dado lugar a una pujante clase media y de super-millonarios. Hay empleo, seguridad, salarios altos, super-carreteras que se construyen en días, puentes, puertos y la red de trenes de alta velocidad más grande del mundo. Y aunque ciertamente no debemos apoyar políticas públicas que suprimen las libertades civiles y religiosas, es necesario salir de nuestra micro-burbuja de país, y volver nuestra mirada a China, buscando imitar sus aciertos y evitar sus errores.


Conoce más aquí.

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